Menuda con la que nos ha salido el "iluminado" éste. Ahora resulta que quiere bajar el sueldo a los controladores aéreos a 200.000 euros. Cosa que, personalmente, no me parece ni bien ni mal porque no tengo todos los datos para poder emitir una opinión con fundamento. Sin embargo, hay varios puntos en los que creo que nuestro ministro hace gala de una demagogia insultante.
1. Afirma que con esta bajada de sueldo se conseguiría un abaratamiento de las tasas de navegación aérea y, por lo tanto, un aumento de la eficiencia de AENA. No lo niego. Pero por la misma regla de tres, si suprimiéramos esa inmensa mayoría de cargos públicos políticos inútiles que lo único que hacen es chupar del frasco, o si limitáramos las jugosas dietas de los políticos que nos representan; o si simplemente se estableciera un control de asistencia al Congreso y al Senado, y al que no acuda sin justificación de por medio no se le paga ese día, probablemente también ahorraríamos mucho dinero que podríamos invertir en cosas más necesarias. Querer culpabilizar a un colectivo concreto y reducido del mal funcionamiento de una mega-empresa como AENA es de ser o mala persona o simplemente un ingenuo.
2. Lo que viene luego es de traca. Resulta que dice que 200.000 euros es tres veces más de lo que cobra "un médico de La Paz" (literal), o 2.5 veces más que su sueldo como ministro. Primero, no sé lo que cobrarán los compañeros del Hospital La Paz, pero me puedo hacer una idea por donde trabajo; y desde luego, con un sueldo base de 1200 euros + complementos + guardias (muchas), no sé yo si llegaríamos a esa tercera parte que afirma "Pepiño". Y segundo, decir que un médico de La Paz cobra casi lo mismo que un ministro ya es de tener muy poca vergüenza. Porque al sueldo de ministro (que ya es una pasta) habría que añadir lo que cobran de empresas privadas (a nuestros políticos la palabra incompatibilidad les suena a arameo) y la jugosa pensión vitalicia que disfrutarán tras unos pocos añitos de "curro" (al contrario que el resto de los mortales).
Por favor, Sr. Blanco, tenga un poco de decencia, aunque sea sólo por una vez, y no sea tan demagogo y tan oportunista.