miércoles, 19 de diciembre de 2012

Conflictos

En este tiempo de conflicto, con la huelga sobrevolando el ambiente, hay cosas que a mí, personalmente, me sacan de quicio. Aquí estoy, en un descanso del curro, de servicios mínimos (pero mínimos de verdad, como entiendo que tiene que ser). Y tras un episodio bastante desagradable con un familiar de un paciente, la verdad es que he tenido pensamientos bastante "curiosos".

No voy a entrar en detalles, simplemente he vuelto a asistir a otro episodio (otro más, tampoco es el primero) de agresión verbal contra un médico, con los ya consabidos gritos, amenazas e imprecaciones varias. Os garantizo que de forma totalmente gratuita e injustificada, simplemente uno pasaba por allí y ha recibido el "chorreo".

Lo primero que me ha venido a la cabeza es que el pobre paciente no tiene la culpa de tener a su lado a alguien tan maleducado y con tan poco respeto. Pero lo segundo que he pensado es que hay genete que se merece que privaticen la sanidad. Así de claro. Esa gente merece tener que pagar por su atención sanitaria, merece no tener acceso a todos los tratamientos necesarios porque su hospital de referencia no lo considere rentable, merece tener listas de espera gigantescas en hospitales públicos (aun más) saturados.

Aunque este pensamiento no me ha durado mucho en el subconsciente, una parte de mí me dice que no me equivoco con esto. Que no por ser médicos tenemos que aguantar faltas de respeto continuas y que no son castigadas de ninguna manera. Que no somos el "saco de boxeo" ni de familiares ni de pacientes por deficiencias del sistema que no son nuestra responsabilidad. Que la enfermedad propia o de un allegado no es una excusa para la agresión al personal sanitario. Pero ahí estamos, aguantando carros y carretas.

Está claro que no todo el mundo se comporta así, ni mucho menos. Pero, por desgracia, uno muchas veces recuerda lo malo, lo desagradable, más que a esos pacientes educados, amables, correctos, que inundan nuestras consultas todos los días. Por eso, entre otras cosas, seguiré de huelga. Porque creo en lo que defendemos. Incluso a pesar de que ciertas personas no merezcan por mi parte más que un absoluto desprecio.