viernes, 27 de abril de 2012

No quieren que trabajemos más

Quieren que cobremos menos. Es así de simple. Con la excusita de las 37.5 horas semanales, han conseguido su objetivo: ahorrar donde siempre, a costa del personal.
Que conste que, al menos en mi medio, que es el hospitalario, esto es un auténtico descontrol. Cada servicio aplica la prolongación de jornada según cree (o según lo dejan); incluso, dentro de cada servicio, hay casos en los que la prlongación de jornada sólo recae en parte del personal, mientras que los más "senior" (o los más sinvergüenzas, según se mire) quedan exentos.
Pero que sepan que, realmente, da igual. Las instrucciones son recortar el equivalente a 200€, ya sea de parte proporcional de las guardias, de peonadas, de jornadas extra o de donde sea. No quieren que curremos más horas, que cubramos nuevas necesidades a expensas de nuestro esfuerzo sin remuneración a cambio. No. Simplemente, han diseñado un eufemismo para reducir aún más nuestro poder adquisitivo. Todos notaremos el recorte, que no se piensen los "popes" que a ellos no les va a afectar (aunque, proporcionalmente, seguro que les afecta menos).
Por lo tanto, no entendamos mal la jugada. Insisto, al menos en mi medio, esta prolongación de jornada no es más que una encubierta (o no tanto) bajada de sueldo. Otra más. ¿Es normal que un médico, con años de experiencia, pero sin peonadas ni guardias, cobre menos de 2000€ al mes? A mí no me lo parece.

domingo, 22 de abril de 2012

No sé yo cómo va a acabar esto...

Si vemos la capacidad de movilizacion del colectivo médico en los años pasados, la verdad es que no tengo excesivas esperanzas. Pero también es cierto que el maltrato al que se nos ha sometido en los últimos tiempos puede "dar su fruto", a poco que nos sigan tocando las narices. Somos claramente el colectivo profesional, dentro del ámbito sanitario, que más poder adquisitivo ha perdido con las últimas reformas. Vivimos en la precariedad más absoluta, y sin visos de que ésto vaya a mejor, sino todo lo contrario. Vemos como decisiones puramente técnicas, que afectan directamente a nuestra práctica diaria, son tomadas con improvisación y una absoluta falta de rigor por personajes sin la formación ni los conocimientos necesarios. Pero ahí seguimos...

Cierto es que que se convocan protestas, manifestaciones, pitadas a la entrada de los centros... ¿Y esto da algún resultado real, tangible? No hasta el momento, en mi humilde opinión. Un poco de revuelo, con suerte algún medio hasta nos menciona de pasada, y en poco tiempo desaparecemos de la actualidad informativa. Sin pena ni gloria. Y que conste que no hablo de los recortes sanitarios, tan de moda actualmente. Hablo de la situación concreta del personal facultativo, que no es lo mismo. 

Tal vez algún día llegue el tiempo de dejar de contemporizar y pasar a la acción. Puede que nos falte un detonante, la gota que colme el vaso. O puede que, pase lo que pase, sigamos sin ser capaces de unirnos. De cualquier modo, nosotros seremos los últimos responsables de lo que nos pase. ¿Que decidimos no tomar medidas más drásticas por el motivo que sea? Perfecto, cada uno es muy libre. Pero, como sigamos así, a mí no me vais a encontrar en ese tren...

lunes, 16 de abril de 2012

Quimioterapia oral y sanidad privada

En los últimos años, buena parte de los tratamientos oncológicos, ya sean quimioterapia propiamente dicha o terapias dirigidas, se desarrollan con una forma oral de administración. Esto tiene su indudables ventajas, sobre todo para el paciente, pero también para el funcionamiento del hospital de día. Estos tratamientos forman ya parte del tratamiento habitual de patologías tales como el cáncer de mama, cáncer de colon, cáncer de pulmón o cáncer renal, por poner sólo algunos ejemplos.

Sin embargo, la sanidad privada no financia estos tratamientos. Esas personas que han contratado un seguro privado y lo han estado pagando religiosamente durante años, cuando lo necesitan de verdad, no les cubre. Lo cual, evidentemente, es un problema.

Para el oncólogo de la sanidad pública, porque muchas veces llega el paciente de la privada diciendo: "Mi oncólogo me ha dicho que me recete esto. Pero yo voy a seguir en la privada, eh?" Personalmente, yo no hago receta de ningún tratamiento que no vaya a seguir personalmente, con el que no esté de acuerdo o que no pueda modificar si lo considero oportuno. Vamos, que me hago responsable de mi prescripción, que es lo suyo. En mi Comunidad Autónoma, el hecho de que todos estos tratamientos sean únicamente dispensados con receta hospitalaria me facilita esta tarea. Pero soy consciente de que no en todos los sitios es asi, y estos fármacos están o han estado disponibles en farmacia "de la calle".

Pero, por supuesto, la peor parte la lleva el paciente. Debería ser de público conocimiento que estos pacientes, en esta situación, van a ser "abandonados" por su seguro privado en la mayoría de las ocasiones, para que decidan si les compensa seguir pagando puntualmente sus cuotas. O al menos para que sepan hasta qué punto están cubiertos por su seguro, para que no se construyan falsas expectativas.