Quería reseñar en este post un artículo bastante interesante que sale publicado en el último número del JNCI (Journal of the National Cancer Institute), y que se refiere al gasto en fármacos antitumorales previsto en los Estados Unidos para la década 2010-2020.
En él se estima este importe en un total de 124.570 millones de dólares (o 124 billones de dólares según su forma de entender lo que es un billón) en el año 2010, subiendo hasta 157.770 millones de dólares en el año 2020, es decir, un aumento de un 27%. Y todo ello suponiendo que no hay cambios en la incidencia de los tumores, en la supervivencia de los pacientes ni en el coste de los tratamientos (algo que no se corresponde demasiado con la realidad). La mayor parte del gasto se derivaría de la atención a los pacientes con cáncer de próstata y cáncer de mama, en relación con sus largas supervivencias y la gran cantidad de opciones terapéuticas disponibles para estos casos.
Si se supone que el coste de los fármacos antineoplásicos aumentase de forma constante un 2% por año (aunque es probable que aumente bastante más con la salida al mercado de nuevos agentes), el gasto en 2020 llegaría hasta 173.000 millones de dólares. Vamos, casi nada.
Los autores son bastante asépticos en el tema, se mojan más bien poco. Simplemente mencionan que estos datos deberían ser tenidos en cuenta para las políticas sanitarias que se planteen a medio-largo plazo. Eso sí, que nadie piense que esto pueda tener remotamente algo que ver con la semi-fallida reforma sanitaria de Obama, no, qué va...
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