La verdad es que la ministra no podía haberlo dicho mejor. Con una inversión en Sanidad del 6% del PIB, que está aproximadamente 2 puntos por debajo de la media europea, se financia un sistema sanitario universal que incluye prácticamente todo, desde el último medio diagnóstico disponible hasta el antineoplásico más caro y novedoso. Por otro lado países con un mayor gasto son a la vez más restrictivos en lo que "cubre" la Sanidad pública. ¿Es esto un motivo de orgullo? Pues según se mire.
Es evidente que el recorte del gasto se hace principalmente a costa de la política de recursos humanos. No quiero insistir de nuevo en las precarias condiciones laborales de la mayor parte del personal relacionado de un modo u otro con la profesión sanitaria; ya lo he hecho en numerosas ocasiones con anterioridad en este blog.
Lo que me planteo es la necesidad misma de ahorrar. ¿No hemos dicho que gastamos menos que la media en Sanidad? Pues aun así cubrimos muchísimas más prestaciones que la mayoría de los países de nuestro entorno. ¿Qué nos dice esto? Que, en mi modesta opinión, lo que deberíamos hacer es buscar la excelencia del sistema; mejorar el trato al paciente, reducir esperas para situaciones vitales, reorganizar la Atención Primaria para que realmente pueda cumplir su función, fomentar una investigación de calidad que genere conocimiento, y muchísimas cosas más que podrían plantearse para mejorar el funcionamiento de la Sanidad pública.
Pero no, ahora nos salen con el copago. A ver si nos aclaramos: si gastamos menos que el resto y aun así queremos ahorrar más, a cambio de una degradación paulatina del sistema, que se nos diga así y punto. Pero que no nos vendan motos, porque nuestra inversión en Sanidad, comparada con nuestros vecinos europeos, es menor. Las cifras están ahí.
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