lunes, 23 de mayo de 2011

Saturados y amenazados


Ya hemos comentado en post previos los recortes sanitarios que se han aplicado en Cataluña. Una vez pasadas las elecciones municipales y autonómicas, existe la sospecha de que esos recortes puedan extenderse a otras comunidades. Y, si esto se produce, lo vamos a notar todos.

Pero, desde el punto de vista de la Oncología Médica, estamos en una situación bastante peliaguda. Todo el que conozca un servicio de Oncología Médica sabe que, por regla general, funcionan bastante por encima del límite de lo deseable. La saturación en las consultas es el pan nuestro de cada día. Y lo será más con el paso del tiempo, dada la creciente incidencia del cáncer y la supervivencia más larga de nuestros pacientes. Frente a esto, servicios absolutamente infradotados que aun pueden sufrir más recortes de personal con la excusa de la crisis.

Y por otro lado está el tema del coste farmacéutico. Es de sobra conocido que los fármacos oncológicos, sobre todo los más novedosos, tienen un precio elevado. Que el beneficio que aportan justifique el precio que se paga por ellos, sinceramente, no debe ser competencia nuestra. Para eso se supone que hay autoridades sanitarias que evaluan cada fármaco nuevo y deciden si se autoriza y financia o no su comercialización. Pero, de nuevo, con la crisis de por medio, se exigirá que se reduzca el gasto farmacéutico, en buena parte dificultando o imposibilitando el acceso a fármacos ya aprobados, o culpabilizando al prescriptor, al médico, de "lo caros que son los fármacos que usa".

Si queremos una Oncología Médica de calidad, vamos por muy mal camino. Buena parte del trabajo de docencia, investigación e incluso asistencia se hace a expensas de la buena fe del profesional, que dedica a estos asuntos horas fuera de su tiempo de trabajo. Añadamos a esto un personal maltratado, con contratos eventuales encadenados hasta la ilegalidad, poco motivado y nulamente reconocido, y tendremos lo que nos merecemos: una asistencia sanitaria de batalla, un "sálvese quien pueda" en el que el principal perjudicado va a ser, como siempre, el paciente.

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