A pesar de la presión por parte de las empresas encargadas de desarrollar perfiles genéticos que pueden ayudar a estimar el riesgo de recaída de una paciente diagnosticada de cáncer de mama en estadio precoz, no parece que su aplicación a la clínica pueda considerarse aun "a punto". Aunque la mayor parte de los que nos dedicamos a esto ya lo tenemos claro, en algunas entidades "no públicas" (por decirlo suavemente) se ofrece la realización de estos tests a los pacientes-clientes, previo pago de unos 2000-3000 €, of course. Lo que no creo que les comenten es que ni siquiera grupos evaluadores americanos (que en ocasiones son bastante laxos en sus juicios) consideran que deban ser emplados en la decisión individual en la clínica diaria.
Todo parece indicar que estos y otros perfiles pueden ser útiles, es más, es muy posible que en el futuro sean la herramienta principal a la hora de la decisión terapéutica, pero a día de hoy, por mucho que desde algunos foros se nos insista, no hay datos lo suficientemente robustos para su empleo rutinario.