El "pobre" Obama, al parecer, está lleno de buenas intenciones, pero últimamente, al menos en EE.UU, le llueven bastantes palos. Porque su plan de reformas, al parecer, no es del agrado de todos.
Bien es verdad que la mayoría de los reproches proceden de medios como la FOX, que más republicana (o incluso todavía más a la derecha) no puede ser. Ha causado bastante revuelo el hecho de que todas las becas educativas pasen por el Ministerio de Educación, y no sean otorgadas por entidades privadas, como era la costumbre. Y es que en la mentalidad yankee no está muy bien visto que el Estado se inmiscuya en ciertos campos. El argumento, como tantas otras veces, es que las ayudas irán destinadas en su mayor parte a colectivos "marginales", dejando al americano medio con un acceso más difícil a dichas ayudas.
La situación es similar en cuanto al tema de las ayudas sociales. Igualmente, en la mentalidad americana lo del subsidio estatal no está muy bien visto, al menos desde algunos sectores. Se promulga que lo que se debe primar es el esfuerzo diario y el trabajo, con ayudas destinadas a los pequeños empresarios y a los trabajadores, no el "vivir del subsidio" (y, en parte, no les falta razón).
Por lo tanto, no es extraña la interpretación que desde estos ambientes se ha dado a la propuesta de ampliar considerablemente la sanidad gratuita en Estados Unidos. La ingente cantidad de dinero que va a destinarse a este proyecto podría ser aprovechada, siempre según ciertos grupos de opinión, para otros objetivos más apremiantes; no es lógico, en época de crisis, destinar tantos recursos a la cobertura sanitaria de personas no productivas.
Lo que subyace a todo esto es la idea, muy arraigada en ciertos estados de EE.UU., de que el Estado realmente es el enemigo, el que administra los impuestos de los honrados americanos de clase media empleándolos en asuntos que a dichos americanos nos les repercute en absoluto. El individualismo, el esfuerzo propio, la autogestión, es un ideal grabado a fuego, y a casi nadie le gusta que el Estado aumente sus competencias "aprovechándose" de la crisis económica.
Por lo tanto, Barack Obama, el nuevo hombre de moda, no parece que vaya a tenerlo fácil entre sus conciudadanos, una vez pasada la euforia inicial.