Ojiplático me he quedado con esta noticia: "Osakidetza incentivará económicamente a sus profesionales por usar el euskera". Resulta que el departamento de Salud del País Vasco pretende crear un registro de profesionales sanitarios "eusko-parlantes" para que el paciente pueda elegir en qué lengua comunicarse con su médico-enfermero-pediatra. Vamos, la mayor de las prioridades de nuestro sistema sanitario (modo ironía ON).
Podríamos elegir a nuestro profesional sanitario por su lista de espera, por su porcentaje de uso de genéricos, por su mortalidad post-quirúrgica, por su tasa de vacunación infantil, por el control glucémico o tensional de sus pacientes, por sus publicaciones científicas, por su participación en ensayos clínicos, etc. Pero hay dos problemas: primero, que la mayoría (por no decir todas) de estas estadísticas son desconocidas y/o innaccesibles, por lo que no pueden ser un criterio para seleccionar uno u otro profesional. Y segundo, que parece que hay gente de las altas esferas que piensa que, como revela esta noticia, es más importante el idioma que hable el profesional que cualquiera de los parámetros anteriormente expuestos.
Así nos va, que gobernamos a base de populismo barato, y luego pasa lo que pasa...