miércoles, 25 de septiembre de 2013

Copago hospitalario: un impuesto al enfermo

Hola a todos; tras un verano complicado, he decidido retomar la actividad del blog. En breve comienza el congreso europeo de la ESMO, que se celebra en Amsterdam, y del que haré un resumen en los próximos días. Pero la actualidad manda, y la noticia del copago para los fármacos de dispensación hospitalaria es algo que nos afecta de forma directa a los oncólogos médicos 7y sobre todo a nuestros pacientes.
Este nuevo copago (o repago, o como queramos llamarlo) consiste en que los pacientes que retiren un fármaco de la Farmacia Hospitalaria deberán pagar un 10% del importe del mismo, hasta un máximo de 4,20€ por envase. Y esto es para ya, para el 1 de octubre. En el campo de la Oncología Médica, la verdad es que si los pacientes tuvieran que pagar el 10%, sin que existiese este límite de los 4,20€, la situación sería absolutamente injustificable, pues algunos de estos fármacos pueden costar 3.000€ ó 4.000€ al mes (o incluso más...).
Sin embargo, el hecho mismo de pagar es lo que, en mi opinión, resulta vergonzoso. ¿Cuál es el fin exacto de esta medida? Entiendo que no es disuasorio (como cuando se quiso justificar el famoso euro por receta), ya que existe un control exhaustivo de la dispensación de estos fármacos por parte de los servicios de Farmacia Hospitalaria; no se administra el fármaco a quien no se ajusta a la indicación del mismo, y siempre se lleva la cuenta de las dispensaciones previas para evitar precisamente un acúmulo injustificado del mismo por parte del paciente.
¿Recaudatorio? Ya lo dice el presidente de la Sociedad Española de Famracia Hospitalaria, José Luis Poveda: costará más implantar el sistema que lo que se va a recaudar a través de él, y dificultará la atención al paciente crónico.
Y mientras muchas Comunidades Autónomas ya han mostrado su rechazo absoluto a esta medida, ¿alguien ha oído a la ministra Ana Mato hablar algo sobre este tema? Pues no mucho, ciertamente; pensará que es un tema impopular y no querrá removerlo demasiado. Es nuestra responsabilidad, por lo tanto, que este tema llegue a la opinión pública, que llegue y que no se vaya hasta que esta medida injusta e inútil sea derogada.